viernes, 11 de noviembre de 2011

¿DESTINO O CASUALIDAD?




Igual que los adolescentes que cantan “I wanna be a millonaire” o “I want to be a star”, estoy esperando ansiosamente que alguna suerte, destino o pura casualidad (ganarme la lotería, por ejemplo) me ubique en el podio de los ‘elegidos’ (los “ungidos”) para disfrutar de un genio imparable y una vida de placer y riquezas espirituales y materiales, pero las hadas o musas no reparan en mí y mi suerte sigue siendo la de cualquier mortal, como la suya y la de tantos otros. Y no creo que esto cambie. Todo puede ser peor, según las Leyes de Murphy.
Sin embargo estas divagaciones me hacen recordar que el “Síndrome del Sabio” es una rarísima enfermedad para nada recomendable y recuerdo el cuento titulado “El Memorioso Funes” de Jorge Luís Borges en que un ser colmado de pura sapiencia y extraordinarios conocimientos como era el protagonista, el tal Funes, muere joven de una congestión pulmonar ante la sorpresa del relator del cuento que lo creía un semidiós.
Los métodos de “pura transpiración” y un poco de inspiración para convertirse en escritor que han celebrado Ray Bradbury (Ensayo “El Zen en el Arte de la Escritura”) -donde sugiere escribir por largas horas- y Stephen King en su libro “Mientras escribo” no son para mí. No puedo estar escribiendo muchas horas diarias comenzando desde la mañana, meta ensayo y error, tampoco me sobre el tiempo para leer como dice King, porque tengo que trabajar para vivir y a menos que aparezca algún mecenas pronto, nunca seré un escritor famoso, ni siquiera un poco conocido.
Por lo antedicho, mi curiosidad incorregible me ha hecho investigar si existe en algún sitio la “buena suerte” o “batacazo” que me proporcione un “buen pasar”, pero sin hacerme muchas ilusiones. Acá va lo rejuntado (recolectado):
Relata Sigmund Freud que cuando un romano no salía de caza debido a las densas nubes, eso era pura superstición. Pero si no iba a cazar porque al salir de su casa ya tropezaba con un escalón, no iba de caza porque aunque a él le pareciera un mal presagio de los dioses, mostraba su poca disposición para ir de caza.
… “El psicoanálisis cree en la casualidad en forma amplia, pero no cree en la casualidad psíquica. Neurosis de destino designa en forma descriptiva una forma de existencia caracterizada por el retorno periódico de las mismas combinaciones de acontecimientos, generalmente desgraciados, a las cuales parece hallarse sometido el sujeto como a una fatalidad exterior, mientras que según el psicoanálisis, se deben buscar los factores de este fenómeno en el Inconsciente y, específicamente, en la compulsión a la repetición. Al final del capítulo III de Más allá del principio del placer (Jenseits des Lustprinzips, 1920) Freud menciona, como ejemplo de repetición, el caso de las personas que « [...] dan la impresión de un destino que las persigue, de una orientación demoníaca de su existencia» (bienhechores pagados con ingratitud, amigos traicionados, etc.). Señalemos, por lo demás, que, a propósito de estos casos, habla de compulsión de destino (Schicksalzwang), no de neurosis de destino” según el Diccionario de Psicoanálisis de www.tuanalista.com. Fácil de buscar en Internet.
Carl Jung en una línea psicoanalítica diferente y descendiente de la de Freud llama Sincronicidad a una coincidencia importante en que se producen de forma igual o muy similar dos o más hechos en la que está implicada algo más que la probabilidad del azar
Un conocido chiste consiste en que basta que a uno le digan “No pienses en un caballo verde” para que de inmediato nos aparezca la imagen del equino. Personalmente reconozco que no poseo experiencia paranormal aunque me han ocurrido y ocurren extrañas ‘casualidades’.
Para muchas culturas las ‘epifanías’ que tanto cita el Dr. House corresponden a revelaciones o sueños en que los profetas, chamanes, médicos, brujos u oráculos interpretaban visiones más allá de este mundo. Nunca me ha ocurrido nada parecido.
Aunque debo decir que muchas veces no puedo comunicarme con mi mujer durante el día, porque ambos estamos llamándonos por celular al mismo tiempo, lo que impide la comunicación, no sé que significa pero estamos acostumbrados. “Justo estaba pensando en ti cuando me llamaste” es un clásico de la experiencia diaria.
Hace dos semanas que estoy siguiendo el sitio web y los trabajos de un talentoso sexólogo y psiquiatra argentino que lleva varios libros publicados y parece tener una creatividad sin límites en diversas áreas, y hace apenas un rato mi mujer me trajo uno de sus últimos libros que recibió ‘por casualidad’, cosa que agradecí mucho porque estaba pensando en comprar uno, aunque ella no lo sabía.
Estuve hojeando un libro interesante titulado “La Crisis del Hombre Maduro” del Dr. William A. Nolen, prestigioso cirujano de una ciudad pequeña (Lichtfield) en Estados Unidos y autor de varios libros muy vendidos, y en una parte expresa que su crisis comenzó cuando cumplió 50 años y dice: “… mi padre había muerto a los 58 años de una enfermedad cardiaca; genéticamente yo parecía ser como mi padre, y suponía que probablemente me quedaran ocho años de vida …”. Inquieto por esto y otras cosas que leí en ese libro busqué en Internet o gugleé al autor para descubrir que él había muerto en 1985 en una operación de bypass coronario a los 58 años de vida.
Sir Alexander Fleming descubrió la penicilina por pura casualidad porque olvidó residuos en un recipiente que eran hongos = penicilina, y en el mundo científico hay muchas casualidades que reconoció el mismo Albert Einstein o serendipias que explican descubrimientos. Según Wikipedia: Una serendipia es un descubrimiento o un hallazgo afortunado e inesperado. Y por hoy solamente, hasta aquí llegó mi amor, aunque mi investigación es más extensa.
Y No.
No hay modo de “salvarse” mediante la suerte, el destino o la casualidad, por lo menos para un sujeto terrestre como YO que además no juega ni al Loto.

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