lunes, 11 de diciembre de 2006

EL CORTEJO AMOROSO

Relaciones. Ciudad Internet

EL CORTEJO AMOROSO

Cecilia Galli

Cuando nos enamoramos, todo lo referente al otro resulta ideal. ¿Qué factores juegan en el período del cortejo amoroso, y qué es importante tener en cuenta cuando los fuegos artificiales se terminan?.

“Cuando una pareja de personas jóvenes o no tanto se conoce, lo primero que prevalece entre ambos es un estado de enamoramiento donde la pasión sexual es intensa y el otro ocupa el lugar del todo –describe el psicólogo Víctor Michelón-. Es la persona ideal, aquella con quien soñamos, aunque este ideal sólo exista dentro nuestro”.

El especialista explica que es común que los enamorados estén todo el día pensando en el ser amado, y que le dediquen una gran cantidad de tiempo. “Naturalmente, en este acercamiento se produce una exageración de las virtudes del otro, una sobreestimación que hace que nuestro objeto amoroso sea lo que la imaginación desee que sea”.

Michelón relata que el primer momento de la relación tal vez sea algo compartido por otras especies: “uno evalua a la pareja por su capacidad de reproducción, de producir placer, por su bello cuerpo que representa lo que sería la prole. En ese sentido se acerca más a lo instintivo, a la satisfacción, al principio del placer. El estado del enamorado no es muy distinto al estado de una persona hipnotizada, porque los mínimos deseos del otro son como órdenes para él, lo ocupan todo”.

“Las feromonas tienen mucho que ver en los primeros encuentros –opina Rocío, una traductora de 31 años-. Apenas conocés a alguien, sabés si hay química o no. Y la química, o la falta de ella, es algo muy poderoso.”

Pero, en algún momento, las personas comienzan a conocerse más a fondo, y la idealización cae, puesta frente a frente con la realidad: nadie es perfecto, ninguna relación es ideal, y el día a día de la vida cotidiana demuestra que la persona amada tiene, además de sus muchas virtudes, algunos defectos.

“Lo que ocurre es que en medio de la relación ambos miembros se van conociendo mejor, cae la idealización depositada en el otro y comienza a aparecer la persona verdadera con sus encantos y, cómo no, con sus defectos”, explica Michelón.

“Para mí, lo único malo de la vida en pareja es que se pierde esa emoción de la conquista -confía Rafael, un empleado administrativo de 34-. Me gustaría saber cómo se hace para mantener esa excitación del enamoramiento por mucho tiempo, pero no sé si es posible”.

“Una de las virtudes del amor de una pareja –continúa Víctor Michelón- es que lo sexual-genital sufre competencia por parte de sentimientos de ternura o cariño, que nos hacen querer o desear al otro no sólo por la satisfacción sexual, sino por otra serie de valores como el sentido común, la compañía, la solidaridad o empatía que pueda tener hacia nosotros, el valor, el sentido del humor, la disposición a estar junto a nosotros, la generosidad para compartir. La pasión se sublima hacia otros sentimientos de amor no pasional, como los intereses en común, los profesionales, las actividades, el deseo de tener hijos”.

“El enamoramiento implica una sobrevaloración de la persona amada; y esto juega en contra de la propia autoestima –explica la psicóloga Iris Pugliese, co-directora del Centro Psicoanalítico Argentino-. Cuanto mayor es la idealización del otro, la persona sufre un decaimiento en su autoestima, una mayor sensación de vacío interior y un mayor sometimiento al otro”.

La psicóloga explica que ese empobrecimiento del yo tiende a desaparecer con el tiempo, como consecuencia de las sucesivas experiencias vividas con la otra persona, que hacen que uno se vea a sí mismo y vea al otro con objetividad.

“Una vez que el estado de enamoramiento pasa, da lugar al verdadero amor, donde cada uno se reconoce y se presenta como realmente es y puede desarrollar sus potencialidades y su vocación, junto de su pareja”, relata Iris Pugliese. Y aclara que la desaparición de la euforia del enamoramiento, lejos de tratarse de una disminución del amor, significa un mayor respeto por uno mismo y una percepción más realista de su pareja.

Para Víctor Michelón, una de las claves para mantener la relación a lo largo del tiempo “es esa corriente de cariño no genital, que puede fortalecerse mediante el establecimiento de objetivos, intereses y deseos en común. Esto normalmente asoma como el proyecto de tener hijos”.

Pugliese concuerda: “Cuando el enamoramiento se apacigua, la pareja se hace más creativa, elaborando proyectos que tienen que ver con los intereses de las dos personas, aceptando las fortalezas y las debilidades que cada uno le aporta”.

link a nota original: http://www.ciudad.com.ar/ar/AR_Nota_2005/0%2C3813%2C2631%2C00.asp

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