viernes, 27 de julio de 2012

ESTRÉS Y ESTILO DE VIDA



Seis o siete horas de sueño y suena el despertador. Sueño, ducha, ropa, transporte. Oficina. Café. Más café. Reunión. Correr a la otra reunión. Apuros, presión, tensión, muchos llamados todo el día. Buscar a los chicos en el colegio. Bañarlos. Preparar la comida. Comer. Televisión. Cabeceo. A dormir. Vivimos a mil por hora.
O desocupación, tiempo muerto, angustia y ansiedad “no sé por qué”, amores confusos, amores imposibles, ‘sentirse raro’. O situaciones graves: pérdida de seres queridos, soledad, enfermedad, aislamiento.

Sí, cierto. La lista de sufrimientos humanos es interminable.

Muchos de nosotros tratamos de tapar lo que nos ocurre de mil formas autodestructivas: drogas, pastillas, alcohol, cigarrillos, celulares varios, sexo y juego compulsivo, hiperactividad física, muchas películas, sobredosis de TV, computadora, y el celular sonando de toda hora. Estoy seguro que olvido las estrategias más sanas que usamos los seres humanos para escapar a la ansiedad, el dolor o para disfrutar.

La mayoría de las veces creemos que la solución es tener mucho dinero. Lástima que los ricos sufran casi de lo mismo que nosotros. Los psiquiátricos caros están llenos de personas adineradas.

Si lo pensamos con atención, casi siempre creemos que hay un problema externo y que la solución está afuera, en el mundo exterior. Es un pensamiento simple con resultados desalentadores. Excluyo de estas categorías a quienes sufren de necesidades concretas, como desempleo, hambre, frío, falta de vivienda. Me refiero a quienes no tienen esas carencias.

Pocas veces se nos ocurre que la solución (de haber alguna) puede yacer en algún lugar propio, muy adentro nuestro. No hablo del tarot ni de cosas misteriosas.

Pocas veces se nos ocurre que nuestro ritmo, el tiempo nuestro, lo que deseamos, lo que sentimos, podría al ser bien utilizado aliviar nuestro normal sufrimiento humano. Muy pocas veces vemos claramente todas las ventajas con que contamos. Buscamos mujeres u hombres perfecta/os, cuando nuestra felicidad puede yacer en alguien que ya conocemos, que está muy cerca pero al mismo tiempo “no valoramos”.

Buscamos gran parte del tiempo cumplir con ideales y mandatos que nos agotan. Requerimos la satisfacción instantánea. Perfecciones varias parecidas a las películas de Hollywood, que están lejos de hacernos más felices. Más dinero para consumir más cosas que no sirven para nada o que, por lo menos, no nos permiten sentirnos bien. Más rápido, nos apuramos. Olvidamos nuestros ritmos corporales. Nos alejamos de nosotros, de lo que deseamos.

Cuando empezamos a preguntarnos ¿qué es lo que me gusta a mí?, ¿qué es lo que puedo hacer?, ¿qué es lo que deseo en realidad?... ya dimos un primer paso. No hay verdades universales, para todos, no hay fórmulas generales, hay buenas preguntas para hacerse.

Pero existe una verdad dentro de nosotros que desoímos y desvalorizamos: actividades que nos gustan (‘El lunes empiezo’), nuestra pareja o reunirnos con amigos, los hijos, bailar, jugar a las cartas en el club, jugar como los niños, portarnos mal de vez en cuando, luchar por las personas que nos interesan. Parecen tonterías. Perogrulladas.

Cada cuál sabrá si desea conocer su propia verdad, que es subjetiva y diferente para cada persona. Somos únicos y singulares. No hay moldes, no hay magia, no hay fórmulas.
Y si está tan desvalido que no logra descubrir lo que desea o quiere de su vida, en términos realistas, posibles, entonces, necesita de ayuda profesional, pero ¡solo si la necesita!

miércoles, 25 de julio de 2012

TODO EL MUNDO ES UN ESCENARIO



COMO OS GUSTE- WILLIAM SHAKESPEARE
 
Todo el mundo es un escenario,
Y todos los hombres y mujeres meros actores:
Tienen sus salidas y entradas;
Y un hombre en su vida interpreta muchos roles,
Siendo sus actos en siete edades. Al principio el infante,
Que llora en brazos de la nodriza.
Luego el quejoso escolar con su cartera
Y su brillante cara matutina, arrastrándose
De mala ga­na a la escuela, con paso de caracol.
Después, el amante, suspirando como una fragua
Con una triste balada
Compuesta para la ceja de su amada.
Luego soldado, lleno de extrañas bravuconadas,
Bigo­tudo como el leopardo,
Celoso del honor, súbito y pronto en la lucha,
Buscando la efímera repu­tación
Hasta en la boca del cañón. Más tarde, juez
De redondo y prominente abdomen
De mirada severa y barba cortada formal,
Lleno de sesudos dichos y modernas citas:
Y así desempeña su papel, En la sexta edad
Cambia al flaco y suelto pantalón,
Calzado de chinelas,
Con anteojos en la nariz y el saco al costado,
Y con juveniles calcetines, bien conservados
Flotando en anchos pliegues sobre sus encogidas piernas;
Y su voz varonil vuelve otra vez al infantil agudo re­sopla
Y silba en su sonido.
La última escena de todas,
Que termina esta extraña y nutrida historia,
Es la segunda infancia, el mero olvido
Sin dientes, sin ojos, sin palabras, sin nada.

Re-enter ORLANDO, with ADAM



sábado, 7 de julio de 2012

OSCURO OBJETO DE DESEO


Y cuanto más voy pa' allá
más lejos queda,
cuanto más deprisa voy
más lejos se va.

El Horizonte. J.M. Serrat

Por simple naturaleza nos afanamos en múltiples y variados intentos para satisfacer el “vacío” o “falta” que constituye nuestro propio ser. Queremos sentirnos satisfechos y probamos un sinfín de situaciones y objetos que nos completen, o eso creemos.
Por eso jugamos, dibujamos, escribimos, bailamos, visitamos boliches, compramos ropas de marca, hacemos un blog, miramos películas o televisión, vamos a la iglesia, nos enamoramos, etc. Buscadores del Nirvana.

CONSUMADOS (¿PERFECTOS?)
Dependemos en gran medida de objetos de consumo que lejos de satisfacer una necesidad conforman una demanda o deseo de completitud imposible de lograr.     
La industria ha interpretado muy bien esta insatisfacción, o deseo de tener un deseo, al crear numerosos ‘objetos’ que apenas nos satisfacen pues al cumplirlos éstos desaparecen; igual que al besar al príncipe este se convierte en sapo, muere el deseo y para subsanar tal nueva inquietud aparece el deseo de ‘otra cosa’. La publicidad crea nuevas necesidades basadas en las necesidades superiores (Maslow) de seguridad, pertenencia y amor, respeto, autoestima y autorrealización.
Consumamos lo deseado y se acaba. Muere.
Por eso el simple acto de comprar no sólo nos brinda un avión-fone, una nueva TV o un auto de alta gama, sino también un desencanto posterior y la necesidad de otra cosa. Y la industria busca la innovación permanente para brindarnos nuevos anzuelos en que gastar los sueños.

LUCIA

No hay nada más bello
que lo que nunca he tenido.
Nada más amado
que lo que perdí.
Perdóname si
hoy busco en la arena
una luna llena
que arañaba el mar...

J.M. Serrat

Al comprar buscamos algo que nos identifique, que marque nuestro lugar social, que nos integre con los otros, que nos brinde status. El problema es que ningún producto nos transforma en Charlize Theron por más exquisito que sea el perfume, ningún chicle nos entregas bellas y salvajes chicas, ningún auto nos otorga serenidad.

Ya lo decía el tango Mano a Mano:

Mientras tanto que tus triunfos, pobres triunfos pasajeros,
sean una larga fila de riquezas y placer;
que el bacán que te acamala tenga pesos duraderos,
y te abras en las paradas con cafishios milongueros,
y que digan los muchachos: "Es una buena mujer."

Y mañana cuando seas descolado mueble viejo
Y no tengas esperanzas en tu pobre corazón;
si precisas una ayuda, si te hace falta un consejo,
acordate de este amigo que ha de jugarse el pellejo
p'ayudarte en lo que pueda, cuando sea la ocasión.