martes, 11 de marzo de 2008

TODO EL MUNDO ES UN ESCENARIO


Obra de la artista Mónica Perrone.

El teatro y las películas nos permiten sentir toda la gama de emociones humanas hacia los personajes que se muestran en ellas. También nos permiten acceder a realidades fuera de nuestras vecindades.

Jorge Luís Borges solía decir que había dos Borges, uno que era un personaje muy conocido que retrataban sus escritos y los medios de difusión, y otro Borges, al que no conocía nadie en verdad y que era él mismo.

Y así es como nos ocurre con los personajes del cine o de la vida real. Conocemos partes, vemos modos, observamos conductas, pero no conocemos a esa persona.
Aún nuestro más íntimo amigo es un verdadero desconocido, en ocasiones. También nuestra pareja.
Tampoco nos conocemos bien a nosotros mismos.
Lacan decía algo parecido a: “Me amo en la medida en que me desconozco esencialmente”.

También es cierto que dependemos en gran medida de la aceptación y aprobación que obtengamos por parte de los demás. En lo social “nos vestimos para la ocasión” mostrando en gran parte, los que los demás esperan ver en nosotros. Es un juego viejo como la humanidad misma… “caer bien”.

Todos los ídolos y estrellas populares basan sus vidas en el amor que puedan despertar en los demás.

Directo al grano, la pregunta que me hago acá, es ¿cuanta conciencia tienen los ídolos populares, los Elvis, los McCartney, los Maradonas, las Spears, las excelentes artistas del cine y del teatro, del tipo de mensaje y personajes que están encarnando?
Estos disparos simbólicos que marcarán almas tal vez para siempre de desprevenidos espectadores que verán cumplirse en la pantalla sus sueños más queridos.

Mirando la película de una popular y adorable artista de Hollywood, me “enamoré perdidamente” del personaje porque –bien pensado-era la “mujer ideal”. Hasta mis sueños se opacan ante esa “chica-personaje” cuya arquitectura fue diseñada para enviar un claro mensaje de amor y cariño. De eso que falta tanto…

¿Cuánto sabrán ella, y otros tantos, que influyen sobre las personas de esta sociedad?... que a falta de los valores verdaderos en nuestro diario vivir, se aferran de personajes e imaginarios, que fueron pensados en forma exquisita para cumplir sus sueños en la pantalla.

Uno debería aferrarse sin más a lo que le toca vivir. Los cuentos de hadas son muy bonitos, en eso concuerdo, pero poco tienen que ver con la realidad roma y fría de todos los días.

Aunque triste, señores, “el horno no está para bollos”… con los miles de conflictos humanos, ahora llevados a la milésima potencia.

¿Alguna vez lo estuvo?

1 comentario:

  1. ay ya te extrañaba mucho!!! me alegra leerte de nuevo, yo creo que me crees, contigo las preguntas estan mejor planteadas.

    Yo a veces me desespero, siento que soy demasiado lo que quieren que sea y por más que me rebele caigo en lo mismo, porque hasta mi rebeldía es algo que los demás, de alguna forma u otra, desean. Quizá necesito una cita de ultratumba con Lacan jajaja

    besos

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