miércoles, 6 de junio de 2012

EL ZEN Y LA ESCRITURA



Cerca de 1990 compré un pequeño libro de Ray Bradbury titulado “Zen in the Art of Writing” compuesto por once escritos cortos, que luego presté a alguien y nunca más volvió; y si lo menciono es porque produjo un fuerte impacto en mi vida. El ensayo hablaba del escribir con la pasión con que se habla de una amada y decía que él saltaba todas las mañanas de la cama por el gusto y la curiosidad por escribir. Sostiene que para escribir se necesita gusto, pasión y ansias.
Dice el autor…“Así que si el arte no nos salva, como desearíamos, de las guerras, las privaciones, la envidia, la codicia, la vejez ni la muerte, puede en cambio revitalizarnos en medio de todo. Segundo, escribir es una forma de supervivencia. Cualquier arte, cualquier trabajo bien hecho lo es, por supuesto. No escribir, para muchos de nosotros, es morir. Debemos alzar las armas cada día, sin excepción, sabiendo quizá que la batalla no se puede ganar del todo, y que debemos librar aunque más no sea un flojo combate. Al final de cada jornada el menor esfuerzo significa una especie de victoria...”
Esto se une a la potencia terapéutica del escribir las propias emociones en historias que ha sido descripta en una nota anterior de LaMagaHoy.
Cuando tiraste al blanco millares de veces no tienes que mirar el blanco para acertar al centro, o eso es lo que dice el budismo Zen. No sé si me lo creo.
De niños cuando la maestra nos pedía una composición “tema:” nos congelaba de miedo. El pánico frente a la hoja en blanco, el viejo miedo frente a las composiciones de la escuela o temor a escribir no son sólo propiedad de los alumnos frente a la ‘seño’ ya que los aspirantes a escritores y ellos mismos lo sufren a menudo. Y si las musas no se acuerdan de uno, no hallará inspiración en las universidades, escuelas o Internet para producir escritos originales.
Bradbury -uno de los mejores escritores contemporáneos de fantasía, ciencia ficción y ensayos- comparaba el arte de escribir con andar en bicicleta o con el arte del tiro con arco. Afirmaba que si él podía escribir, cualquiera podía hacerlo, aunque para quienes no somos escritores la cuestión no suele ser tan sencilla. Sugería algunas fórmulas bien sencillas como: no pensar, relajarse y disfrutar con gusto de la escritura. Disfrutar y jugar con las ideas y trabajar, pero no como el deber penoso que todos odiamos o como esclavo de las letras sino como su socio.  Trabajar duro durante años; mucha transpiración y un poco de inspiración.     
Según él quienes desean hacerse famosos en círculos literarios o trabajar con la escritura han equivocado el camino. El amor a la escritura y lo que se desea de la vida eran lo más importante para Bradbury.
Esos días que te aburres, que estás perdido y la angustia te rebasa, cuando no ves salida, esos días, escribe.
  

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