jueves, 21 de julio de 2011

SOLEDAD


SOLEDAD

“No podría idearse un castigo más monstruoso, aún cuando ello fuera físicamente posible, que soltar a un individuo en una sociedad y hacer que pasara totalmente desapercibido para sus miembros”
William James

Por lo general, la experiencia de la soledad prolongada nos hace mucho daño, dependiendo de la personalidad y características de cada uno.

La “neurosis del ama de casa” el aislamiento, la soledad y la falta de redes sociales ubican a las mujeres amas de casa tradicionales y de la mediana edad, como grupo de riesgo importante. El síndrome del “nido vacío” cuando los hijos crecen y se van del hogar, también implica un gran monto de soledad. El sentimiento de soledad en estos casos se ha producido por un gran cambio de roles que sufrieron las mujeres en los últimos 50 o 60 años -desde esposa, madre y directora del hogar a empleadas - debido a su ingreso como mano de obra en el mercado laboral, donde obtienen algunos beneficios y algunas desventajas aunque muchas de ellas no tengan elección posible debido a los bajos ingresos del hogar.
Muchas mujeres desean hacer carrera, estudiar y progresar, pero no como empleadas de un supermercado o supernumeraria de una empresa, donde también acecha la soledad en medio de una multitud.

En las grandes ciudades predomina la Soledad Anónima, dentro de las muchedumbres y la exclusión en los marginados. Según Ernesto Sabato … “En ciudades monstruosas como Buenos Aires hay millones de seres angustiados. Las plazas están llenas de hombres solitarios …“En nuestras actividades cotidianas interactuamos con miles de personas pero no las consideramos ni tratamos como tales, son simples trámites, engranajes de un mecanismo perfecto

También hay soledades buscadas. Las personas con baja autoestima parten de la creencia de que “nadie los quiere” y no sienten el amor que se les podría brindar. De ese modo se comportan a la defensiva, con desconfianza y resentimiento hacia los demás “por no ser queridos”, lo que a su vez les gana el rechazo del otro, que tanto temen. Si uno trata en forma hosca a otra persona recibirá lo mismo a cambio. Si uno desea vivir como una “maquinita” vivirá entre “maquinitas”. En este caso podríamos preguntarnos si esa persona desea en verdad la compañía.

Otra forma de estar solo es evitar cuidadosamente amar a los otros “para no sufrir a causa de esa relación” por temor a la pérdida del objeto amado o por temor al abandono. Solos para no quedar a merced del sufrimiento que nos provoca el objeto de amor.

Algunas personas, sin embargo, encuentran en la soledad la fuente de su trabajo, el arte en general y otras tareas. Construir un mundo nuevo, una nueva criatura ante la falta de una real. Sembrar rosas en el desierto.

Los experimentos de “lavado de cerebro” de moda a medidos del siglo XX se basaban en la noción de Pavlov que hay un incremento del aprendizaje en soledad, en silencio y aislamiento.

Un grupo de autores norteamericanos sostienen que los escritores y los creadores en general, sufren de una gran soledad y aislamiento auto-impuesto, para llevar a cabo su cometido artístico, pero sufrirían un estrés adicional que los coloca en riesgo.
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“… Durante años, Freud tuvo que soportar y padecer un aislamiento intelectual. No tenía absolutamente a nadie con quien hablar de sus novedosos hallazgos, salvo, hasta cierto punto, con su cuñada Mirna Bernays, y en la correspondencia y los ocasionales encuentros con su gran amigo Wilhem Fliess. Fueron años que él luego denominó de espléndido aislamiento…” (Freud, Ernest Jones).

También es cierto, que aún cuando escribamos un blog, no todos somos escritores o artistas, pero la actividad de la escritura no se produce porque estamos deprimidos, tristes o solos, sino por lo contrario: a falta de un objeto necesario (el otro) construimos uno, eso sí, de papel y tinta.

Los grandes escritores locos, como Kafka que jamás publicó sus escritos, no fueron famosos por un talento que les prestó la locura, fueron genios “pese” a estar locos, en su manifestación más necesaria, primal y sana.
Antonin Artaud, Van Gogh, Virginia Wolf, Alejandra Pizzarnik, quien vivía atormentada, son solo algunos de los muchísimos ejemplos.

Escribir es… una compañía, más una nueva criatura de la que tendremos que hacernos cargo…

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