“Siempre
que llovió, paró”
Ya
se demostró que de ninguna manera resolveré la crisis mundial, la ambiental ni
ninguna crisis que se les parezca. Hay cosas que no puedo cambiar aunque
me paso intentándolo muchas horas por día y de eso les quería hablar. Pierdo el
tiempo porque es inútil que sufra. Me hago daño.
La
bella joven toca la puerta de su vecino sexagenario y éste encantado le dice: –
¿qué puedo hacer por ti? Ella lo mira a los ojos y casi musita: –Estoy
estresada y quiero pasar una noche de locura y sexo, ¿tenés algo que hacer esta
noche? Trémulo el hombre contesta: – ¡por supuesto que no!- y ahí ella dispara:
-¿Me cuidás a mi hijo de dos años? Como verán esto no tiene arreglo, no hay
como cambiarlo. Es como el color de los ojos o la estatura, genético.
Malas
noticias: No sé cómo escapar a la falta de dinero, frío extremo, olas de calor,
aglomeraciones y transporte público y otras variadas desgracias. No puedo
escapar de todo. Buenas noticias: hay otras cosas que puedo cambiar.
Muchas
personas aman a alguien que no les corresponde en modo alguno. Millones de
personas buscan trabajos que no precisan o inexistentes donde no son llamados ni buscados y no me refiero a quienes sufren necesidades insatisfechas o tienen tres trabajos con paga mínima ni a los desempleados. La
anhelada promoción laboral se empeña en esquivarnos. Otros se lamentan por no
encontrar el amor de sus vidas o por estar solos. Algunos se proponen mil
empresas que no podrían cumplir pero que ‘deberían’. Aferrados a hijos que ya
crecieron quedamos ‘colgados’ esperando a saber de sus vidas. Lo afirmo porque
yo mismo quedé enganchado en muchas de estas pegas; calma que hay solución. Hay
que soltar e ir a lo posible.
La
vida es simple disfrutando de esas pequeñas cosas que te hacen re-feliz, las
cosas mínimas: la siesta; una estufa cuando hace mucho frío o mucho mejor una
mujer/varón, que sobre gustos no hay nada escrito. El sol y las brisas del
verano, los ventiladores y el aire acondicionado (si hubiera) Y las formidables
muchachas/os que son un deleite para la vista y el espíritu. Amigos a granel;
un vasito de vino; un fulbito con los amigos; escribir largas cartas de amor
aún pasado de moda; caminar por el barrio y mirar a los chavales. A esta altura
me surge un gran problema: Mi mascota Millie no quiere que escriba y quiere en
cambio Jugar. El problema es que su juguete soy yo. Correr con un perro; salir al
aire libre; elevar una cometa o barrilete; andar en patineta o en bicicleta.
Bueno
eso quería decirles. No hay fórmulas ni secretos. Hay que pasarla bien con lo
que haya; hay que cuidarse porque nadie cuidará de ti mejor que tú, el
original. Relájate y goza y no pongas en eso ni un peso ni euro.
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