Fin de año produce simbólicamente un corte arbitrario de nuestro tiempo rutinario cotidiano ya que se acercan las fiestas, vacaciones y recesos habituales en este período.
Como todo límite cronológico nos
hace repensar lo que ha pasado todo el año y recordar lo transcurrido. Se pone a prueba nuestra salud
psíquica en un balance de nuestro entero ser que muchas
veces no es positivo.
Es el momento de sacar conclusiones de
cómo nos ha ido: de las pérdidas y ganancias en todos los aspectos. A pesar de la
crisis económica y la falta de dinero, las pérdidas que más duelen suelen ser
las de seres queridos que ya no estarán con nosotros estas fiestas.
Pueden aumentar nuestros niveles de
estrés debido a los preparativos y compras para las fiestas o por las reuniones emotivas
con amigos o familiares lejanos en las que a veces bebemos y comemos más de lo
prudente.
De hecho en grandes ciudades las
calles y comercios están atestados de gente que quiere aprovechar ofertas
porque promediando el mes todo aumenta de precio debido a un mayor consumo ni
bien se cobran los aguinaldos.
A eso podemos sumar el receso
escolar que en muchos países se produce a principios de diciembre y nos hace
ocuparnos activamente de los niños que durante el año cursan la escuela y no
requieren de tantos cuidados.
La gente hormiguea en los centros comerciales salvo quienes deciden tomar sus vacaciones en esta época para evitar todo esto. La ciudad ya no es tan amigable.
La gente hormiguea en los centros comerciales salvo quienes deciden tomar sus vacaciones en esta época para evitar todo esto. La ciudad ya no es tan amigable.
Lo mencionado aumenta el tránsito
vehicular y las conductas riesgosas para malhumor de los conductores y peatones.
En general aumentan los riesgos de
todas las clases: accidentes viales por apuro o personas alcoholizadas, quemaduras, choques,
intoxicaciones, pérdidas de visión, angustia y desavenencias personales, mayor estrés por el cierre comercial
del año y peleas familiares.
Por ahí sería momento de ser
prudentes y tomar precauciones para no resultar otra víctima más de los fuegos
de artificio, “descocamientos” peligrosos, intoxicaciones alimenticias o por
alcohol, atropellos, nerviosismo aumentado y este ambiente tan particular del
fin de año.
Es cierto, las personas están aceleradas en éste mes, hay que ser cautelosos, pero estar alegres, pues hay una descarga energética muy grande de parte de Angeles, Santos y Seres de Luz, que ayudan a cada uno de nosotros, debemos calificar ésa energía con buena voluntad, sabiduría y amor, ser perdonadores y agradecidos.
ResponderBorrarTe dejo un afectuoso saludo Víctor y gracias por tus visitas.