Me viene a la memoria el chiste del marido casado hace 60 años con su mujer, que le dice: Edelmira, hay algo que no recuerdo, ¿UD. era mi prima, mi hermana, o solo fuimos amigos?
También los norteamericanos con su practicidad acuñaron la frase: “dentro de cien años a nadie le va a importar”.
Y es cierto que se olvidan muchas cosas con los años, y si uno recolecta historias viejas de su misma familia es probable que va a encontrar cuatro o cinco versiones de los hechos ocurridos, que ya no hay forma alguna de conocer. Salvo que hayan sido cuidadosamente documentados. Que en las historias cotidianas no es común.
Dicen que el cerebro solo recuerda lo placentero, o lo que resulta útil como información valedera, y que “desecha” todo lo demás.
Tal vez eso sea muy bueno, para dar lugar a lo nuevo. No lo sé.
Hay sí historias sociales y públicas que nunca más se olvidarán, que luego fueron recreadas por la literatura, el cine o por otros medios.
Igual creo que no podemos olvidar todo aquello que nos deja un aprendizaje ni los errores, porque se corre el riesgo de repetirlos como una historia-sin-fin.
¿Quién sabe?
Tal vez esa y solo esa constituya la verdadera naturaleza humana.
Tropezar ad infinitud con la misma piedra, para comprender todas las veces que las caídas, grandes o pequeñas, duelen y dejan cicatrices “de recuerdo”.
Tal vez cada nueva generación tenga que, cometer los mismos errores que ya se cometieron, y así sucesivamente.
Caramba.
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