A veces no reparamos en
que vivimos en un país generoso donde mucha gente puede aún disfrutar de las
fiestas y seguir las mejores tradiciones de nuestros padres y abuelos.
Sin duda las fiestas
son para muchos una ocasión de disfrutar y conectarse con su familia a la que
no siempre pueden ver como les gustaría.
Los niños que tienen esa posibilidad,
son muy felices como lo era yo de pequeño al ver a toda mi gran familia
reunida y no menor eran los regalitos, muestra del afecto que nos tenían los
“grandes” de la familia, padres, tíos, abuelos: fueron nuestras costumbres
durante años y lo siguen siendo.
A poco de pensar en las
fiestas nos enfrentamos a un panorama de crisis económica mundial que incluye
desempleados (aquí también) personas que han perdido incluso sus casas,
manifestantes descontentos en todo el mundo que son portada de revistas y zonas
del mundo donde no hay fiestas porque impera el odio, la destrucción, el hambre
o la guerra: situaciones terribles que por suerte no existen bajo esa faz por
ahora en nuestro país (deseo ¡que nunca existan!)
Pero muchos padres de
familia no pueden alimentar a sus hijos y los bajaron de clase social al
despedirlos del trabajo o al pagarles debajo de la línea aceptable. Así de duro
es, así de injusto.
Y sigo con respeto
mencionando a todos los servidores públicos: enfermeras, médicos, bomberos,
telefonistas, guardias de urgencia de toda clase, transportistas y todas las
personas para las que no hay fiestas porque cumplen con un servicio público muy
necesario: Merecen lo mejor porque renuncian a sus fiestas para brindarnos
servicios.
Aparece también en el
panorama el lado B de las fiestas: la falta de seres queridos que nos
acompañaron gran parte de la vida por pérdidas, distancias geográficas, problemas
de divorcio, padres separados, familias enemistadas.
Están las pasiones
tristes: broncas, rencores, celos, envidias ¿Como negarlo?
Y hay que afrontarlo
porque también existen aunque nos duela.
Decía Sigmund Freud que
alcanzar la felicidad ‘duradera’ es una tarea casi imposible salvo esos ratos
donde todo esta bien y soñamos con cosas mejores, el fulgor de un instante.
Pero también decía que el hecho de que sea inalcanzable no impide que debamos
buscar ser felices por todos los medios, sin perjudicar a terceros claro.
Así que sin considerar
la posición que se ocupe, podemos hacer un poco más felices a nuestros seres
queridos que son lo más importante. Un llamado, una sonrisa, una comunión
temporal, una mirada cómplice, risas bien intencionadas, hacernos presentes
antes los nuestros. Sólo eso esperan quienes nos quieren bien. Seas el que tu
seas cuida de tus frutos.
No es preciso hacer
regalos costosos, impresionar a nuestros hijos o mandarnos la parte mediante
una buena cena y fiesta.
Quien le quiere bien,
amigo, se conformará con lo que usted pueda dar, compañía, un gesto, una
actitud, un poco de ese cariño será para su ser querido es todo lo que necesita
para ser feliz.
No soy hipócrita. Sé
que rodeados por una difícil situación económica y una fuerte
caída no es tan sencillo ni fácil como escribirlo. Pero debemos intentarlo
porque nadie se preocupará por nosotros y nuestros seres amados si no lo
hacemos nosotros mismos por ellos.
Tregua a preocupaciones
por unos días. El 2015 traerá todo lo demás y espero que sea muy bueno.
¡FELICES FIESTAS AMIGOS
Y BUEN AÑO NUEVO!
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