“Solo se trata de
vivir, esa es la historia”
5 Pero el Señor bajó para observar la ciudad y la torre que los
*hombres estaban construyendo, 6 y se dijo: «Todos forman un
solo pueblo y hablan un solo idioma; esto es sólo el comienzo de sus obras, y
todo lo que se propongan lo podrán lograr. 7 Será mejor que
bajemos a confundir su idioma, para que ya no se entiendan entre ellos mismos.»
8 De esta manera el Señor los dispersó desde allí por toda la tierra, y por
lo tanto dejaron de construir la ciudad. 9 Por eso a la
ciudad se le llamó Babel,[a] porque fue allí donde el Señor confundió el idioma de toda la gente de la tierra,
y de donde los dispersó por todo el mundo.
En la torre de
Babel Dios inventó los idiomas como forma de castigo a la soberbia humana.
Incluso dos personas que hablan el mismo idioma pueden no entenderse como
ocurre entre argentinos y centroamericanos, españoles y latinoamericanos,
ingleses y norteamericanos, ingleses y escoceses o australianos.
Las relaciones
humanas patológicas se caracterizan por una fuerte lucha por el poder, por
quien tiene la razón, por ganar la discusión; las ideas e intercambio son de
menor importancia. El asunto es quien manda. Los juegos sociales de “superioridad”
transforman la comunicación en una lucha intelectual a veces sin objeto alguno
sino demostrar que somos “mejores” o más instruidos.
Muy en lo profundo
nunca nos dará igual que alguien esté “con nosotros” o “contra nosotros” “El
que no está conmigo está contra mi” es el extremo. Nos comportamos como mujer
celosa entre dos opciones (O ella o yo). En la teoría de la comunicación a esto
se le llama “Ilusión de Alternativas”.
Frente a un cartel
de propaganda nazi que decía “Paz Nacional Socialista o Caos Bolchevique” la
resistencia europea en la Segunda Guerra Mundial contestó con graffitis irónicos:
¿Papas o Patatas?
El peor enemigo
del amor nunca será el odio sino la indiferencia, ignorancia o mero
desconocimiento, cuestión que nunca es abordada. Gran parte de la humanidad sin
ser ignorante o bruta, desconoce gran cantidad de cosas y suele no estar
informada de qué va el mercado; tontos más peligrosos que los mismos enemigos
(según la versión de que no podemos ignorar la materia en cuestión (¿?))
También la
sociedad en que vivimos nos marca y delimita de que se puede hablar y de que
no. Salir de estas reglas nos transforma en “locos” o “malvados” peores que los
adversarios.
Dada la cantidad
de acepciones de las palabras y de interpretaciones humanas, es un verdadero
milagro que todavía exista la comunicación solidaria o social.
Nuestra misma
biología animal nos lleva a disputar de toda forma posible diferentes “territorios”,
posiciones, jerarquías y ganancias.
Somos animales políticos
por el mero hecho de interactuar y relacionarnos. Por ese motivo es inútil
insistir en que uno es “apolítico” para evitarse trifulcas que no desea ya que
la abstinencia en si misma es una posición política que beneficia a algunos en
detrimento de otros.
Aunque nos
gustaría mucho, no se puede abandonar el “juego humano” mediante una asepsia
total. Los neutrales solo cobran sentido cuando hay dos partes en disputa o en
guerra, como ocurrió en Suiza en la Segunda Guerra Mundial ya que ahí se negociaban
las cuestiones que no podían dirimirse en la guerra.
También es cierto
que no hay “Ley del Interés” que obligue a tomar partido siempre y por ese
motivo se tiene recelo de la gente “distante” y “fría” (Este esconde algo)
Amigos, acá
estamos y Bote hay uno solo. Estamos todos dentro. Algunos prefieren triunfar,
otros comerciar y otros tantos disfrutar. Algunos de nosotros preferimos saber
debido a una gran curiosidad. Gatos abstenerse.
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