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Tradicionalmente se asocia la imagen de la bruja a una mujer vieja, narigona, fea y muy desagradable, citándose entre sus defectos la envidia que poseía hacia las doncellas jóvenes y bonitas de la población.
Capaz de producir el mal mediante pócimas y conjuros, sus víctimas siempre eran inocentes y bellas criaturas. El conflicto siempre parecía ser la lucha por un joven apuesto, dotado por muchos dones. Solía darse entre nueras y suegras por motivos claros: la posesión del "nene".
Se creía que entre sus poderes estaba el de poder modificar su aspecto a voluntad mostrándose como una joven hermosa y deseable, para seducir a los hombres y llevarlos a la perdición o destrucción vil (que no se casaran o no fueran esposos fieles).
Pero en la Edad Media, también se perseguía y condenaba a mujeres muy agradables y deseables, pero igual de peligrosas, según el consenso de la villa. Los Aquelarres o reuniones de brujas, consistían en una adoración al demonio en ritos con fuerte contenido de desenfreno y en particular de lo sexual.
La realidad parece ser que brujas eran: todas las mujeres que perturbaran la tranquilidad de la villa o pueblo, por su aspecto repugnante y aislamiento, o por el contrario, porque eran "endiabladamente" bonitas, de dudosa contención sexual y capaces de despertar las bajas pasiones de los candidatos al casamiento, o de los casados y clérigosa. Toda una perturbación para la vida cotidiana y trabajo de la obediente villa.
Todas las mujeres que eligieran la libertad y las formas de vida no convencionales,
o que fueran sexualmente activas, rompían los moldes de sociedades donde los roles estaban muy bien definidos. El castigo para estas "villanas" no se hacía esperar y por lo general eran quemadas vivas después de ser acusadas de mantener comercio sexual con el diablo. Porque no iban a decir, simplemente, que eran amantes de los hombres casados, suegras despechadas por sus yernos, o mujeres amantes de sus cuerpos y su libertad sexual.
Ahora con la liberación femenina este tema se ha vuelto aburrido y falto de encanto, porque nadie encuentra "sobrenatural" o demasiado interesante, a las relaciones sexuales donde priman los deseos y el ardor.
Las peores consecuencias resultarían las peleas con las parejas establecidas, o por último el divorcio. Que nadie considera sobrenatural.
El "engaño" ha vuelto a su terreno natural de reyerta, y ya no se considera pecado capital, en el que te va la cabeza.
Brujas y Magas: Fealdad y Belleza
Por eso ahora tenemos que ser dificiles y peleoneras de esas que siempre llevan la contra o aceptan las cosas con una dudosa e ironica actitud. Y no creas, aun ahora nos tiene miedo, jajaja.
ResponderBorrarPasamos a ser "brujas" cuando les llevamos la contra, cuando no hacemos lo que ellos quieren, cuando somos más que ellos, cuando hablamos o callamos, cuando después de un divorcio nos quedamos con la casa, el auto y los niños... en fin, creo que en nuestros tiempos sólo ha cambiado la forma no el contexto.
ResponderBorrarcariños,
Un artículo interesante, y me pregunto si no estás hablando de mujeres que cuestionaban el poder establecido. Poder de los hombres sobre las normas y las costumbres. Hay un libro muy interesante sobre este tema del antropólogo vasco Julio Caro Baroja, se titula “Las brujas y su mundo”. Supongo que estará agotado, y yo lo leí hace mucho tiempo.
ResponderBorrarEl poder femenino, el poder oculto, se explicita y hay que condenarlo, a ser posible con la hoguera. Malos tiempos para la libertad.
Saludos cordiales.