martes, 9 de enero de 2007

EL “MALESTAR ARGENTINO”

Las expresiones de la subjetividad en nuestro país y en nuestra época adoptan formas singulares y violentas. No es caprichosa la frase “El Infierno son los otros”. Según S. Freud… “todo individuo es virtualmente un enemigo de la cultura, que, empero, está destinada a ser un interés humano universal. “El Porvenir de una Ilusión” (1927), Amorrortu Ed.
Mediante la socialización y un sistema jurídico dado – en un sentido amplio- aprendemos a renunciar a nuestra agresividad y erotismo naturales, para lograr una convivencia gregaria que, aunque no perfecta, nos permite funcionar con una ética, es decir, un conjunto de intereses que tienden a la defensa y reproducción de la especie misma.
Según Beatriz Sarlo “la solidaridad no es espontánea; no es natural”.
En los últimos tiempos, desde el último tramo del siglo pasado la violencia intersubjetiva y social ha sido llamada por el imaginario colectivo “inseguridad” y “accidentocracia”.
Este malestar que da título de la nota se manifiesta como un monstruo de mil cabezas en Argentina. Muchos la adjudican a la “crisis”, pero aquí la mayoría no logra ponerse de acuerdo sobre la fecha en que comenzó esa misma crisis… digamos que fue en algún momento de los últimos tramos del siglo XX.
No solo existen gran cantidad de delitos o accidentes cotidianos mayores, con gran resonancia mediática, sino también una violencia menos observable como el “maltrato generalizado”. Cualquiera puede observarlo en la vía pública, en los transportes populares, en los sitios laborales... Apuro, impulsividad, “caras de guerra”, gritos inmotivados, amenazas abiertas o sutiles, actitudes prepotentes, ninguneo laboral, tránsito "salvaje", mobbing… (“No tienen educación…” ¿o será por eso?). Justamente todo esto podrá verse mejor en la discriminación y marginación contra las personas más débiles de nuestra sociedad.
Para dibujar un mapa que de referencia de este fenómeno podemos anotar: aumento de las víctimas en accidentes, de las violaciones, abusos a niños, sexismo, acechos, actitudes prejuiciosas y discriminatorias contra adultos mayores, discapacitados, discriminación laboral contra los más débiles. Clasismo y desprecio (o temor) frente a los pobres, cartoneros, inmigrantes de países vecinos (actitudes xenófobas de toda clase). Seguimos... persecución encubierta contra los gay, contra los travesti, marginación de los obesos, de las etnias “diferentes” (los negritos). Todas formas distintas de la “violencia”. Guerra no deseada por las mayorías.
No es algo nuevo; contra cualquier discurso teórico, estos fenómenos existen y existieron siempre en la historia, sólo que ahora nos enteramos porque hay poderosos medios de comunicación. “Tiempos difíciles” es el título de una novela de Charles Dickens ambientada en la Inglaterra del siglo XIX. Imaginen en la época esclavista, en la dominación Romana, a a los siervos de la gleba, a los indígenas de América, a los ciudadanos pobres de EU, a la xenofobia de la Europa actual, al África, la múltiples y diversas guerras de la historia.
El único “Paraíso Perdido” lo cita la Biblia y los protagonistas fueron Adán y Eva.
Tal vez sea positivo que algunos grupos minoritarios en nuestro país hayan adoptado –como pueden—la defensa de sus derechos, que paradojalmente, se encuentran garantizados en la Constitución Argentina… “del dicho al hecho…”.
En la época del “todo se puede” lo más tangible en nuestro mercado es la expresión “Poderoso Caballero es Don Dinero”. La expresión de la subjetividad no está desprendida de la distribución de los bienes existentes, que por ahora en nuestro país, permiten pocas satisfacciones pulsionales a su población. Las estadísticas, que con claras, nos hablan de una mayor benevolencia en los capitalismos productivos, modelo actual de muchos países europeos, donde el usufructo de los bienes está mejor repartido y los marcos legales y políticos favorecen el accionar de la sociedad en forma más integrada. Las preguntas son: ¿lograremos como país reunir las condiciones para convivir en paz?, ¿distribuir la renta y funcionar como un todo social humanizado?
¿Disminuir esta guerra “encubierta”, sin ganadores?...

No hay comentarios.:

Publicar un comentario